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¿Hay vida ahí arriba?

 

No hay duda de que el gran esfuerzo, también económico, que exige la investigación espacial está ligado de alguna manera a la búsqueda de vida en el universo. Por ejemplo, las sondas espaciales han explorado con mayor atención los planetas del sistema solar que se estimaban potencialmente más idóneos para albergar formas de vida, aunque fuera primitiva, con el fin de demostrar que la Tierra no es una excepción en el universo.

La búsqueda de formas de vida extraterrestre, que implica a numerosos investigadores del mundo, sigue dos direcciones principales.

  1. Excluida la existencia de formas de vida superior en otros planetas del sistema solar y, con mayor razón, de civilizaciones inteligentes, se avanza en la búsqueda de formas de vida primitiva (como bacterias) mediante una comprobación directa realizada por sondas interplanetarias automatizadas.

  2. Dado que es más fácil identificar una forma de vida superior (una civilización como la nuestra es más ruidosa que un ejercito de bacterias y se hace notar a distancias planetarias con emisiones de ondas electromagnéticas de claro origen artificial), en el supuesto de que la vida tenga necesidades análogas en cualquier lugar del universo y de que en particular sea compatible sólo con estrechas franjas de temperatura similares a las terrestres, se buscan sistemas planetarios parecidos al nuestro, para iniciar un rastreo de emisiones artificiales. En esta actividad se emplean grandes instrumentos, como el radiotelescopio de Arecibo.

Radiotelescopio de Arecibo
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Crédit : NAIC / NSF

El radiotelescopio de Arecibo está situado en Arecibo, Puerto Rico, al norte de la isla. Está administrado por la universidad Cornell con un acuerdo de cooperación con la National Science Foundation. El observatorio funciona bajo el nombre de National Astronomy and Ionosphere Center (NAIC) aunque se utilizan oficialmente ambos nombres. El radiotelescopio fue el mayor telescopio jamás construido, hasta la construcción del RATAN-600 (Rusia) con su antena circular de 576 metros de diámetro . Recolecta datos radioastronómicos, aeronomía terrestre y radar planetaríos para los científicos mundiales. Aunque ha sido empleado para diversos usos, principalmente se usa para la observación de objetos estelares.El telescopio de Arecibo destaca por su gran tamaño: el diámetro de la antena principal es de 305 metros, construida dentro de una depresión. La antena es la antena convergente más grande y curvada del mundo, lo que le aporta una gran capacidad de recepción de ondas electromagnéticas. La superficie de la antena está formada por 38 778 láminas perforadas de aluminio; cada una mide aproximadamente 1 x 2 m, soportadas por un entramado de cables de acero.Es una antena esférica (en oposición a antena parabólica). Esta forma proviene del método utilizado para orientar el telescopio. La antena es fija pero el receptor se sitúa en su punto focal para interceptar las señales reflejadas de las diferentes direcciones por la superficie esférica. El receptor está situado sobre una plataforma de 900 toneladas suspendida 150 m en el aire por 18 cables sujetados por tres torres de hormigón armado, una de 110 m de altura y las otras dos de 80 m de altura (las cúspides de las tres torres están al mismo nivel). La plataforma posee una vía giratoria de 93 m de longitud, en forma de arco, sobre la cual se montan la antena de recepción, los reflectores secundarios y terciarios. Esto le permite al telescopio observar cualquier región del cielo en un cono de 40 grados alrededor del cenit local (entre -1 y 38 grados de declinación). La localización de Puerto Rico cerca del Ecuador le permite a Arecibo observar todos los planetas del Sistema Solar.

Aunque las investigaciones en ambas direcciones aun no han dado resultado, según los cálculos de probabilidad de algunos estudiosos tarde o temprano se descubrirá alguna forma de vida. Los planetas similares a la Tierra suman 600 millones, y eso sólo en nuestra galaxia.

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