El telescopio espacial Hubble ha vuelto a deslumbrar al mundo con nuevas imágenes de Júpiter, el gigante gaseoso de nuestro sistema solar. Las impresionantes tomas, tomadas como parte del programa OPAL (Outer Planet Atmospheres Legacy), revelan en detalle las colosales tormentas que azotan el planeta, así como la actividad volcánica extrema de su luna Io.
Un baile de gigantes
Las imágenes de Hubble muestran una serie de tormentas gigantes que giran en direcciones opuestas, creando un patrón fascinante de sistemas de alta y baja presión. En una de las tormentas, un ciclón gigante, se observa un ascenso de las nubes en los bordes y un descenso en el centro, lo que provoca un claro en la bruma atmosférica.
Las coloridas nubes de Júpiter, las más grandes y cercanas a los planetas exteriores gigantes, presentan un caleidoscopio de formas y colores en constante cambio. Este es un planeta donde siempre hay tiempo tormentoso: ciclones, anticiclones, cizalladura del viento y la tormenta más grande del sistema solar, la Gran Mancha Roja.
Júpiter no tiene superficie sólida y está perpetuamente cubierto de nubes de cristal de hielo en gran parte de amoníaco que tienen solo unas 50 Km de espesor en una atmósfera que tiene decenas de miles de millas de profundidad y le dan al planeta su apariencia de bandas.
Las bandas son producidas por el aire que fluye en diferentes direcciones en varias latitudes con velocidades cercanas a los 565 Km por hora. Las áreas de tonos más claros donde la atmósfera se eleva se denominan zonas. Las regiones más oscuras donde cae el aire se llaman cinturones. Cuando estos flujos opuestos interactúan, aparecen tormentas y turbulencias.
El Hubble rastrea estos cambios dinámicos cada año con una claridad sin precedentes, y siempre hay nuevas sorpresas. Las muchas tormentas grandes y pequeñas nubes blancas que se ven en las últimas imágenes del Hubble son evidencia de una gran actividad que está ocurriendo en la atmósfera de Júpiter en este momento.
Io, un infierno volcánico
Las imágenes de la luna Io, por otro lado, son un testimonio de la actividad volcánica más intensa en el sistema solar. Se observan erupciones volcánicas en curso, que lanzan penachos de material incandescente a la atmósfera de la luna.
Un legado de descubrimientos
Las observaciones de Hubble de Júpiter e Io son parte del programa OPAL, que monitorea los planetas del sistema solar exterior cada año. Este programa ha contribuido a un mayor conocimiento de la dinámica atmosférica de estos gigantes gaseosos, así como de la geología de sus lunas.
Un espectáculo celestial
Las nuevas imágenes de Hubble no solo son un festín para los ojos, sino que también representan una valiosa herramienta para los científicos que estudian Júpiter e Io. Estas observaciones nos permiten comprender mejor los procesos físicos que dan lugar a las colosales tormentas del gigante gaseoso y a la actividad volcánica extrema de su luna.
Un futuro de exploración
Las imágenes de Hubble son un adelanto de lo que está por venir. En los próximos años, nuevas misiones espaciales, como la JUICE (JUpiter ICy moons Explorer) de la ESA, explorarán Júpiter e Io en profundidad, revelando aún más secretos de estos fascinantes mundos.